Créations Iconiques Jean Paul Gaultier

CREACIONES MÍTICAS

LA CAMISETA MARINERA

Es imposible pensar en Jean Paul Gaultier sin rememorar de inmediato las rayas azules y blancas. La camiseta marinera, pieza icónica de la Maison, se reinventa en cada colección: como vestido de noche, con cristales bordados, como trampantojo, con cordones, con plumas… El propio Jean Paul la convirtió en su prenda fetiche: al llevarla en todas partes, todo el tiempo, convirtió a la camiseta marinera en su traje de superhéroe de la moda. Y, al crear el frasco de su primer perfume para hombre, Le Male, Jean Paul Gaultier lo hizo a imagen y semejanza… ¡de la camiseta marinera, por supuesto! Su historia de amor con este clásico tan francés nació con sus recuerdos de infancia y siguió con el descubrimiento de Querelle de Brest, con el sensual y cautivador marinero creado por Fassbinder. Desde entonces, la fantasía que surgió en el imaginario de Jean Paul Gaultier se instaló en el nuestro, con la imagen de esos marineros sexys y un poco granujas que provocan unas ganas terribles de lanzarse al mar. En 2021, la camiseta marinera inspiró la colección cápsula Les Marins, y se renovó con un soplo de aire fresco inclusivo y unisex de la mano de cinco diseñadores de renombre.  

LA FALDA 

Hay gestos de la moda que se convierten en fenómenos sociales. Es lo que ocurrió en los años ochenta, cuando Jean Paul Gaultier liberó a la falda del armario femenino para convertirla en una prenda unisex, como los vaqueros o los pantalones cortos. Para él, las prendas no deberían tener género. ¡Un escándalo! Todo el mundo hablaba de ello. A la pregunta "¿De verdad crees que los hombres pueden llevar faldas?", Jean Paul Gaultier respondía llevando solo eso. Entonces creó el look que lo caracteriza, ultrarreconocible: falda escocesa, camiseta marinera y cabello rubio decolorado. Y, con su falda, lo confirma: ¡el escándalo realmente le importa muy poco! 

EL CORSé

Todo eso que la sociedad quiere ocultar, Jean Paul Gaultier lo muestra con orgullo. Con él, las relaciones de poder se invierten: los defectos se convierten en cualidades; la gente rara, en musas, y la ropa interior, en prendas de alta costura. El corsé es el ejemplo más emblemático de esto. Con Jean Paul Gaultier, deja de ser un objeto de callado sufrimiento y se convierte en una prenda ultrasexy con la que es posible recuperar el poder. Naturalmente, Madonna lo convirtió en el símbolo de su revolución feminista, en especial durante su histórica gira Blond Ambition Tour. En su mítico corsé de raso con pechos cónicos, lo cantó, incluso lo ordenó: Don't go for second best baby! Y, cuando Jean Paul Gaultier creó su primera fragancia femenina, Classique, dio cuerpo a esta mujer libre y poderosa al esculpirla con su corsé, en su famoso frasco. 

LA PARISIna

¡Ah, París! La capital de Francia siempre fascinó a Jean Paul Gaultier. Lejos de tener un imaginario suave y pulido, el enfant terrible celebra la insultante libertad de la ciudad y sus escandalosas criaturas: las chicas malas, las burguesas exaltadas, las jóvenes desvergonzadas, las bailarinas de cancán, las andróginas, las reinas de la noche… ¡Todas las que disfrutan de la ciudad y sus placeres sin pedir permiso! Las que desfilan de los Campos Elíseos al barrio de Pigalle, bajo los faros destellantes de la Torre Eiffel. Porque, si París es la ciudad más bella del mundo —Jean Paul Gaultier lo sabe—, es gracias a las parisinas. 

EL BOXEADOR

A la hora de elegir a sus musas y sus modelos, Jean Paul Gaultier siente una fuerte predilección por las personas que destacan en la multitud... ¡y en el cuadrilátero! En sus anuncios de selección, aclara: "Rostros desfigurados, no abstenerse". Pero cuidado, en el cuadrilátero de Jean Paul Gaultier, no hay golpes de puño, sino directos al corazón. Sus sexys boxeadores luchan únicamente contra los códigos y las reglas. ¡Y es una victoria rotunda!

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La Boxe Jean Paul Gaultier